
JORGE CÁRDENAS GUTIÉRREZ: EL PATRIARCA CAFETERO
Muchos libros o más bien tomos, se requieren no solo para plasmar la vida y obra del doctor Jorge Cárdenas, uno de los hombres que más ha contribuido con el impulso cafetero, agrícola, industrial, social y cultural de nuestra nación, sino para grabar en letras de molde la infinidad de testimonio de gratitud que encierran los corazones de todas las personas que hemos tenido la oportunidad de conocerlo y haber laborado bajo su orientación y directrices de básicos principios éticos.
No obstante, en este pequeño escrito, a nombre de todos mis compañeros y especialmente de mi parte, quiero evidenciar mi eterna gratitud, a quien fue mi mentor y que, en el momento más apremiante de mi vida, me brindó la oportuna ayuda para ingresar a tan benemérita institución como es la Federación Nacional de Cafeteros.
Conozcamos un poco de su vida a través de sus propias palabras:
“Mi origen es antioqueño por lo mismo soy muy familiar. Me gusta involucrarme en los temas de interés para las personas que me rodean o los más cercanos, pero también en temas país y me dediqué con mi esposa a construir hogar para que nuestros hijos tuvieran oportunidades importantes de vida.
Mi papá, Rafael Cárdenas Villegas, nacido en Chocontá (Cundinamarca), era robusto, fumador y un poco menos alto de lo que somos nosotros. Se graduó como Ingeniero en la Escuela de Minas de Medellín. Vivió toda su vida en esta ciudad y su mundo fue el tabaco y el cigarrillo, pues desde muy joven se vinculó a la Compañía Colombiana de Tabaco, donde ocupó varios cargos, hasta su muerte en 1941, una muerte inesperada a sus 41 años, a causa de un fulminante infarto pulmonar. Suficiente motivo para yo jamás fumar.
Mi madre, Conchita Gutiérrez Gómez, en ese momento una mujer joven, de 30 años, se hizo cargo de la familia y fue ella quien siempre entendió que fumar en exceso era un grave riesgo, pero no logró que su esposo abandonara ese hábito. Muerto mi padre, ella tomó las riendas de la casa, ordenada y de buena formación pues se había educado en los colegios de Bogotá de las hermanas de La Presentación.
Nací el 20 de agosto de 1930 en Medellín. Fuimos muchos en la casa y todos muy seguidos. Yo era el mayor de los once hermanos. Durante Los primeros años de mi existencia, llevamos una vida de campo ya que residimos en una casa en el Poblado cuando este eran fincas. Asistimos a la escuela más cercana hasta que tuvimos que irnos para Medellín para estudiar la primaria y el bachillerato. Vivíamos sencillamente en función del barrio, de los vecinos, de los equipos que formábamos para jugar. En mi casa fuimos muy buenos deportistas. Con mis hermanos, nos divertíamos jugando fútbol, básquet y practicábamos el ciclismo.
Fui un pésimo estudiante porque a todos nos comparaban y a mí eso no me gustaba. Uno de mis hermanos era muy sobresaliente lo que nos exigía más al resto. Eso sí, fui de muchos amigos y siempre mantuve muy buena relación con mis profesores y compañeros. Por ser tan disperso y distraído, mi mamá decidió internarme los dos últimos años de bachillerato. Decía que la experiencia y disciplina del internado me ayudarían a hacer una mejor persona para la sociedad. Hice parte de los grupos culturales, especialmente el teatro, escribía artículos para el periódico interno, en el que divulgaba temas especialmente políticos.
Una vez me gradué como bachiller, pensé estudiar Economía, pero precisamente para el día que me iba a matricular alguien me dijo que mejor estudiara Derecho y posteriormente tomar cursos de economía. Evalué la sugerencia y tomé la decisión y adelanté mi carrera que me hizo abogado de la Universidad de Antioquia. Una vez terminé materias hice el año rural, la judicatura, en Copacabana que para esa época era un pueblo pequeño, muy rural. Fui juez municipal promiscuo y alcancé a ser juez del circuito por pocos meses. Posteriormente en el año 1955, me fui a estudiar a Estados unidos e hice un máster en Administración en la Universidad de Siracuse.
En el año 1957 contraje matrimonio con Cecilia Santa María con quien tuve cuatro hijos, todas personas de talento y gran visibilidad, convertidos en grandes influyentes en la política y cultura nacional. Una vez regresé al país en el año 1958, comencé a trabajar en el Banco de Bogotá en Medellín. Estando ahí fui nombrado Secretario de Hacienda del municipio, pero meses más tarde me trasladaron a Bogotá. Faltando un mes para acabarse el gobierno de Lleras, me llamaron a ocupar la vicepresidencia financiera de Ecopetrol. Fue una gran experiencia para mí, ya que, a mis 32 años, se me dio la oportunidad de encargarme, por un corto tiempo, de la Presidencia de esta entidad.
Estando en Ecopetrol un día del año 1963 me citó a su despacho el doctor Arturo Gómez Jaramillo, gerente general de Federacafé, icono del mundo del café. Para mi sorpresa me ofreció el cargo de Gerente Auxiliar de la Federación, el cual empecé a desempeñar en el año 1963, para posteriormente, cuando se produjo el retiro del doctor Gómez Jaramillo, fui nombrado en la Gerencia General, cargo que desempeñé por casi 40 años, hasta cuando me retiré en el año 2002”.
Durante esos 40 años, el doctor Cárdenas fue una figura determinante en el destino económico y político nacional y su gestión fue de gran impacto en la época en el que el Acuerdo Internacional del Café catapultaba a Colombia como líder en la producción del grano. Siempre luchó por mejorar los sistemas de cultivo en Colombia y por elevar la calidad de vida de los caficultores.
Su gran obra fue la promoción y consolidación de la Asociación de Países Productores de Café, creando un mecanismo que permitía cierta estabilidad de los precios con los 28 países productores. Esta fue una de las maneras ingeniadas para superar la crisis suscitada por la inestabilidad del precio del grano en los mercados internacionales. Competían 28 países exportadores de café y Colombia tenía la necesidad de crear una imagen que no se confundiera con el resto de las naciones. Fue allí donde nació “Juan Valdez”, el campesino que está en su finca, con su familia y con su cafetal.
“Para mí la Federación fue una gran escuela. Es una institución muy compleja, muy significativa en la vida económica, social y agrícola del país, pues uno se mueve en muchos escenarios y es un gremio que está muy próximo a las decisiones del gobierno, a mantener una relación directa con los departamentos y por supuesto con los cafeteros.”
“Mi plenitud la encuentro en mi familia, es mi más grande sentido de vida, sumado al ayudar, al aportar en la realización de tareas que generen impacto en la comunidad. Por eso quiero ser recordado como una buena persona que prestó servicios al país en forma oportuna en los frentes en que actuó. Como alguien que aportó”.
El pasado 20 de agosto el doctor Jorge Cárdenas cumplió 93 años de vida y no muestra fragilidad alguna, tampoco premura por el paso del tiempo y mucho menos debilidades cognoscitivas, llevando una vida serena y tranquila. Aun cuando está retirado de la vida cafetera, este servidor público apoya un programa de energías alternativas para el desarrollo económico de Colombia. Sigue siendo aquel hombre visionario que sigue apostándole al proyecto de que Colombia también pueda generar combustible o etanol a partir de la caña de azúcar y apalancar la economía del país.
Sencillamente el sentir y aprecio que nos obliga con el doctor Jorge Cárdenas Gutiérrez, están resumidas en palabras que hace muchos años, un querido amigo pronunció en un evento sociocultural: “Hombre de alma grande, libre de ataduras, libre de rencores, libre de resentimientos y que puede mirar hacia el futuro, que siempre será más meritorio”.
PAZ EN SU TUMBA
Jairo Jaller Chamat
Bogotá D.C. 29 de julio de 2023
JORGE CÁRDENAS GUTIÉRREZ: EL PATRIARCA CAFETERO

